El Instituto Italiano de Cultura en Santiago continúa su año cultural de la mano de El Oro No Se Oxida de la artista romana Pamela Pintus (1981), segunda muestra del centro en lo que va del 2017 y que se exhibe en el recinto de Providencia hasta el 23 de febrero.
El Oro No Se Oxida es curada por Carmelo Cipriani y producida por Chiara Mambro para Sinopsis Australis, programa de gestión cultural fundado en 2011 que busca crear nexos entre creadores de Italia y Chile, y del que la artista participó a través de una residencia de arte en Valparaíso durante 2014. Es a partir de esa estadía en el puerto que en Pamela Pintus nace el interés por Chile y las analogías que encuentra entre nuestro país e Italia, y que da fruto en la presente exposición.


Distintos paisajes de Chile son evocados en las pinturas de Pamela Pintus, desde los tierras y ocres de Atacama a la industria y sus humaredas, los valles, ríos y el mar. En todos ellos está presente el oro, como símbolo, color y objeto en un yacimiento. Son los recuerdos que permanecen en la memoria de la artista de su estadía en Chile; recuerdos que, como ella misma explica, al igual que el oro, no se oxidan.
De esta forma, la artista entrelaza el oro como objeto que surge desde el interior de la tierra -sus recuerdos- como marca indeleble en sus memorias. Y si bien ambos no se oxidan -no se ven lastimados por el paso del tiempo y la adversidad-, sí son susceptibles de ductilidad: el oro puede adoptar otras formas sin perder su composición, mientras que el recuerdo puede adaptarse sin perder su esencia.


Así es como los paisajes en cada pintura se encuentran repletos de marcas, las que podrían interpretarse como cicatrices, o quizás mitocondrias. Si bien el tiempo es continuo, lo que se mantiene de él, los recuerdos que se almacenan en la memoria, no lo son. Éstos son escogidos, e ingresados al resguardo de la memoria a través de marcas -cicatrices- que sanan con el mismo paso del tiempo, y tienden a desaparecer o suavizarse. En la obra de Pintus, éstas están aún claras y marcadas, rodeando los lugares que se sujetan a su recuerdo. Algunos están protegidos tras una transparencia, como si estuvieran tras un vidrio; otros presentan al oro lleno de cicatrices.
Mientras tanto, las mitocondrias -presentes en cada célula de nuestro organismo- son las guardianas de la naturaleza del recuerdo. Cada una conserva un ADN que ha permanecido inalterado por miles de años, desde el comienzo de nuestra existencia como raza humana, a través de la línea materna. Nosotros podemos cambiar, nuestro ADN puede ser una combinación del de nuestros padres y volver a recombinarse con otros más… sin embargo, la memoria de las mitocondrias permanece absoluta e inalterada, idéntica al de la primera madre de la que la hemos heredado.
Finalmente, nuestra existencia se basa en la memoria y el recuerdo, los nuestros y los de los demás. Lo demás podrá pasar, pero el recuerdo -y el oro- permanece.


Junto con la muestra El Oro No Se Oxida, Pamela Pintus también se encuentra con su pieza Un Quintal de Sal junto a Galería Callejera, la que será expuesta en distintos lugares de Santiago. En ella, sobre una mesa y separando a dos comensales, se encuentra literalmente un quintal de sal. Esto proviene, según explicó la misma artista, de un dicho italiano proveniente de la región del Lazio, que dice que “no terminas de conocer a alguien hasta que han comido un quintal de sal”, entendiéndose como toda una vida. Pintus decide representar esta escena de forma concreta, generando un muro de sal entre las dos personas sentadas a la mesa, el que sólo con el paso del tiempo iría desapareciendo para permitirles a ambos poder verse.

El Oro No Se Oxida, de Pamela Pintus
Del 13 de enero al 23 de febrero de 2017.
Instituto Italiano de Cultura – Santiago
Triana 843, Providencia.
De lunes a viernes, de 10.30 a 19hrs.; sábado, de 10.30 a 13hrs.
Entrada liberada.
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