Con 31 años, José Pedro Godoy (Santiago, 1985) debe ser uno de los artistas vivos más jóvenes en exponer de forma individual en el Museo Nacional de Bellas Artes, junto con Guillermo Lorca, quien hiciera lo mismo con gran éxito en 2014. Son alrededor de cincuenta pinturas las que conforman Historia Violenta y Luminosa, muestra con la que Godoy debuta en el recinto del Parque Forestal y que se exhibe en el ala sur del museo hasta el 19 de marzo.
José Pedro Godoy lleva casi diez años inmerso en el mundo de la pintura, siendo conocida su estética realista y su fijación por el desnudo masculino, la hipersexualidad, el homoerotismo y su relación con la naturaleza, recibiendo elogios. Una de sus piezas –que cierra la presente muestra– fue parte de Sub30, proyecto que destacaba a grandes artistas plásticos chilenos de hasta 30 años y que pudimos conocer en 2014 en el MAC.


Si en su anterior exposición en solitario, El Progreso del Amor presentada en 2012 en el MAVI, su mirada se centraba en una especie de sexualidad que se encontraba soterrada y sosegada a nivel humano, trabajando siempre con tonalidades frías, escalas de grises y trazos sutiles, que terminaba por desbordarse y explotar en la última pieza en una escena de animales descontrolados y a todo color cruzándose, en Historia Violenta y Luminosa ha subido el volumen del arrebato y trasladado el sexo desde la naturaleza a la ciudad.
Dando nombre a la muestra y siendo su pieza central, la exposición es abierta por Historia Violenta y Luminosa (2016), un políptico de impactantes 3×12 metros. En ella se reúnen una treintena de personajes en distintas situaciones, siempre desnudos o semidesnudos y en actitudes sexuales, posando como si fuesen el elenco de una exagerada teleserie mexicana o de una película de soft porno, rodeados de un paisaje industrial que pareciera estar en un estado de autodestrucción enfrentado a una naturaleza descomunal y desbocada. Al centro, una pareja –un hombre desnudo junto a una mujer semidesnuda– rodeada de caballos, pumas, perros y aves, cuyo panel bien podría ser la portada de una novela de romance para señoras.


El guiño a las teleseries mexicanas no es menor. Según el artista, el nombre de ésta proviene de la forma en que la diva del cine azteca, María Félix, definía a su país. «Me interesa la estética del mal gusto”, dice Godoy, “me interesa lo que pasa con las teleseries, donde está la mala que se está muriendo, con los ojos pintados y las uñas recién hechas, hay algo falso en eso que me atrae y trato de representar. Retrato la sexualidad frontalmente, pero también está idealizada, la idea es estetizar las relaciones, el sexo, el horror».
Y es que en Historia Violenta y Luminosa, el pintor se nutre de la estética camp (lo exagerado, el mal gusto y la apropiación de aspectos de la cultura pop), aplicándolo al desenfreno del sexo homosexual a través de imágenes llenas de colores saturados, explosiones, sangre, pasión y desenfado, en las que las mujeres presentes figuran como un elemento más del decorado. Como si Televisa se hiciera porno gay bajo la dirección de Pedro Almodóvar… pero sin la genialidad del manchego, la que radica en su humor y naturalidad dentro de lo imposible.



Desde los títulos de algunas de las obras (como Me comeré tu piel, me beberé tu sangre, o Una gota de sangre para morir amando) a sus representaciones (como en Fiebre o El Amante de Fuego, que caen en extremo en el mal gusto y lo artificial; o la serie Buen Salvaje, en la que la pintura corporal ritual de los selk’nam sirve como mero vehículo para mostrar a hombres blancos jóvenes musculosos desnudos), parte de la exposición resulta altamente pretenciosa, aun cuando se dice que es de aquello que se quiere abusar. Es por ello que se debe aclarar que, para efectos de ilustración de este artículo, se han escogido fotografías de las mejores piezas en exhibición.
Si bien es también parte del cometido de Godoy el exacerbar la estética camp y sus parámetros, también le aqueja la sobrerrepresentación del hombre blanco joven musculoso desnudo en situaciones sexuales, lo que puede volver su trabajo algo repetitivo.



Es imposible no comparar Historia Violenta y Luminosa con la exposición que trajo al fotógrafo norteamericano David LaChapelle al MAC en 2015. Aun cuando LaChapelle se desenvuelve en otro medio, ambos exploran a través del camp una (hiper)sexualidad envuelta en una sociedad que tambalea. No obstante, LaChapelle suele no repetirse a sí mismo, aun cuando repita sus fórmulas, algo en lo que Godoy comienza a quedar cojo hoy por hoy para quienes hemos seguido su carrera.
No hay que confundirse, Historia Violenta y Luminosa es una buena experiencia en el sentido que logra transportar, como las artes deben hacer, hacia otros lugares, y presionar los puntos que nos provocan a sentir, sea placer o displacer. Algo totalmente atingente a la muestra, la que termina por combinar en sus pinturas los instintos más primitivos y que rigen la existencia humana según Freud, Eros y Tánatos: sexo y sangre. Es así como podemos ver a una pareja de amantes rodeados por sicarios que les apuntan (Animales salvajes, 2016), hombres blancos jóvenes musculosos desnudos con impactos de bala (Xavier, 2016; Una gota de sangre para morir amando, 2016), choques, fuego, explosiones y más sexo.


En Historia Violenta y Luminosa prácticamente no existen las sutilezas, sin embargo, creo que es en las pocas que hay, especialmente en sus estudios, donde aflora el verdadero talento de un artista tan prolífico como José Pedro Godoy.
De momento, el sexo –en especial el homosexual– sigue siendo algo clandestino y subversivo, aunque cada vez revelándose más, tanto en la pintura de Godoy como en la sociedad. No por nada ha llegado en esta ocasión a un lugar como el Museo Nacional de Bellas Artes, hogar de lo establecido en el arte.
Vaya a verla, lleve a sus amigos heterosexuales y más conservadores consigo.

Actualización 07/02/2017: El artista ha informado a través de sus redes sociales el robo de una pieza, la pintura Trémula V (ver foto más arriba), de la exhibición la tarde del viernes 3 de febrero. De acuerdo a la versión recogida por La Tercera, un colaborador de Godoy, Gaspar Álvarez, fue quien se dio cuenta del robo al visitar la exposición el día sábado 4, dando aviso a la seguridad del museo, quienes no se habían percatado de la ausencia de la obra, la que había sido -de acuerdo a las imágenes de cámaras de seguridad- sustraída por un hombre de alrededor de cuarenta años la tarde anterior. Debido a esto, la muestra permanece cerrada a público hasta nuevo aviso. Aún no se cuenta con información del paradero de la pintura.
Actualización 10/02/2017: De acuerdo a información de Radio Bío Bío, la madrugada del viernes 10 de febrero se detuvo a un hombre en situación de calle que confesó haber sustraído la pintura Trémula V desde la exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes, teniéndola en su poder. La obra ha sido recuperada por Carabineros, pero se desconoce aún la fecha de la reapertura de la muestra.

Actualización 17/02/2017: La exhibición ha vuelto a abrir al público, en horarios y fechas normales
Historia Violenta y Luminosa, de José Pedro Godoy
Del 7 de diciembre de 2016 al 19 de marzo de 2017.
Museo Nacional de Bellas Artes
José Miguel de la Barra 650, Santiago.
De martes a domingo, de 10 a 18.45 hrs.
Entrada liberada.