Hasta el 18 de mayo estará en el Museo de Artes Visuales la retrospectiva de uno de los artistas nacionales más galardonados, Ricardo Yrarrázaval. Con obras seleccionadas por el mismo artista, la muestra expone de forma lineal las distintas fases de su extensa carrera, incluyendo cerámicas, pasteles, óleos, litografías y sus pinturas digitales.
La soledad del hombre en la modernidad, y la pérdida de la identidad de éste circundan la obra de Yrarrázaval (1931), teniendo esta temática especial auge en sus pasteles y óleos creados entre los años ‘80s y ‘90s. También forma parte de su búsqueda la experimentación y exacerbación de las formas, llevando la figura humana al límite y jugando, a su vez, con la sexualidad que la geometría logra entregar. Además de esto, se encuentran obras de menor tamaño, número –y calidad–, en las que el artista interactúa con paisajes, siempre manteniendo la línea de la abstracción de las formas.

Se trata de una exposición que logra transmitir la inquietud, persistencia y evolución en el trabajo del dos veces ganador del premio Altazor y elegido en 1997 como “uno de los diez mejores pintores de la historia chilena”. Desde sus inicios en la cerámica, cuya técnica aprendió con los maestros André Racz, Claudio Di Girólamo y Raúl Valdivieso en Chile, hasta su paso a la pintura, la influencia de Londres a finales de los ‘50s, y la experiencia del libre mercado y la globalización del Chile de las pasadas tres décadas; Yrarrázaval ha sido un explorador incesante.
Incansable, a sus 82 años Yrarrázaval se encuentra plenamente activo. Aún después de serle prohibido pintar por orden médica, se las ingenió para poder seguir creando, ahora desde lo digital. Utilizando softwares como Photoshop, mantuvo y desarrolló su cada vez mayor conceptualización de los cuerpos, complejizando sus entornos y texturas. No obstante, sus pinturas digitales –creadas desde mediados de la década del 2000– se muestran pasadas de moda, como si hubieran llegado 15 años tarde.


No así el grueso de su obra ochentera y noventera, que si bien estéticamente guarda el estilo de la época, sigue sintiéndose actual y manteniéndose como una de las más importantes a nivel nacional. Con sus cuerpos turgentes y hombres de traje con rostros difuminados y perdidos, señala el espíritu de una época en la que el éxito y la frenética sensualidad hasta lo grotesco llegan a crear un mundo perdido, sórdido y patético para quienes viven en él.

Derecha: Sin título, 2014.
Ricardo Yrarrázaval son palabras mayores, y esta retrospectiva lo demuestra: es un genio mostrando su trabajo tal y como él así lo desea. Es escalar una montaña: sus inicios en el recorrido, e ir subiendo hasta llegar al pináculo de su creación… pero cuando se llega tan alto, sólo queda el camino de descenso. Un descenso obligado pero no por ello menos interesante.
Ricardo Yrarrázaval, de Ricardo Yrarrázaval
Del 15 de marzo al 18 de mayo de 2014.
Museo de Artes Visuales
Plaza Mulato Gil de Castro, José Victorino Lastarria 307.
Santiago de Chile.